Una higiene del sueño eficaz es el primer paso en el tratamiento de un trastorno del sueño y, en muchos casos, puede mejorar los síntomas. El entorno de sueño debe ser tranquilo, oscuro y cómodo. Además, el tiempo en la cama debe limitarse a la hora de acostarse y debe evitarse ver la televisión, leer u otras actividades en la cama. Por la mañana, debe abandonarse la cama poco después de despertarse y debe evitarse permanecer en ella durante mucho tiempo. Por la noche, sólo debe acostarse cuando ya esté cansado. La actividad física y el deporte durante el día pueden mejorar el sueño, pero por la noche deben evitarse las actividades físicamente extenuantes o mentalmente exigentes. Hacer que la noche sea más relajante, como leer, darse un baño caliente o beber una infusión caliente, puede favorecer el sueño y ayudar a relajarse. El consumo de alcohol, cafeína y alimentos difíciles de digerir debe evitarse en general, pero especialmente por la noche. Es contraproducente dormir la siesta durante el día.
Si la mejora de la higiene del sueño no es suficiente, pueden seguir otras opciones terapéuticas.
Terapia cognitivo-conductual
La terapia cognitivo-conductual puede ser otra herramienta valiosa. La terapia se ofrece en sesiones individuales, de grupo o en línea. Consiste en aprender a romper patrones de pensamiento negativos con la ayuda de un psicoterapeuta, además de técnicas de relajación. Los métodos de relajación utilizados incluyen la visualización, la relajación muscular progresiva y ejercicios de respiración.
Algunos tratamientos no están científicamente probados, pero muchos pacientes los utilizan además de las terapias mencionadas. Entre ellos están la acupuntura, la aromaterapia, la homeopatía, la fototerapia, la musicoterapia y el yoga.
Opciones de tratamiento farmacológico
A corto plazo también se pueden utilizar fármacos que favorezcan el sueño. El requisito previo para ello es un diagnóstico completo, que incluya la exclusión de enfermedades subyacentes tratables y los intentos infructuosos de terapia con opciones de tratamiento no farmacológicas, como la higiene del sueño y la psicoterapia. Para la terapia se dispone de varios grupos de sustancias.
Al utilizar somníferos de venta con y sin receta deben tenerse en cuenta los siguientes problemas, y en caso de duda debe consultarse a un especialista:
- Efecto de habituación : ya no es posible conciliar el sueño sin el medicamento.
- Síntomas de abstinencia : inquietud y ansiedad cuando se deja de tomar el medicamento de repente.
- Pérdida de efecto: persistencia de los trastornos del sueño a pesar de tomar el medicamento.
- Sobredosis o hipersensibilidad potencialmente mortal: se manifiesta por confusión, insuficiencia respiratoria y coloración azulada de las yemas de los dedos y los labios.
- Somnolencia diurna: la concentración y la reacción pueden verse alteradas al día siguiente de la ingestión. Se recomienda precaución al conducir vehículos y otras máquinas.
- Interacción: Especialmente el alcohol, los analgésicos fuertes (opioides), los antihistamínicos y los antidepresivos pueden tener interacciones peligrosas con las benzodiacepinas.
Extractos herbales de pasiflora, melisa, lúpulo o valeriana son utilizados por algunos pacientes para promover el sueño y en muchos casos ya son suficientes para una terapia suficiente. Las pruebas de eficacia son escasas, por lo que no se puede hacer una recomendación general.
Los somníferos a base de melatonina son de venta libre y actúan en el cerebro como la melatonina, la hormona del sueño propia del organismo, lo que puede tener un leve efecto inductor del sueño. Esto es especialmente útil para los trastornos del sueño de corta duración causados por el jet lag o el trabajo por turnos. La melatonina es en parte responsable del ciclo natural de sueño-vigilia y se libera en el cerebro por la noche. La ingesta externa de la hormona es segura, pero no se ha demostrado su eficacia a largo plazo. Dado que a menudo se vende como complemento alimenticio y no como medicamento, no está sujeta a las estrictas normas legales de calidad de los medicamentos. No obstante, es una sustancia con posibles efectos adversos, por lo que se recomienda el asesoramiento médico antes y durante su uso.
También existen antihistamínicos sedantes de venta libre, pero no deben utilizarse de forma permanente ni por personas mayores. Su uso se limita a noches ocasionales de inquietud.
El grupo de las llamadas benzodiacepinas incluye una serie de sustancias adecuadas para el tratamiento a corto plazo de un trastorno del sueño. Se diferencian por la dosis y la duración de su acción. Aunque tienen un fuerte efecto inductor del sueño, a menudo provocan cansancio al día siguiente (resaca) debido a su larga duración de acción. Una característica negativa importante de las benzodiacepinas es el rápido desarrollo de dependencia y tolerancia. Esto significa que ya no es posible conciliar el sueño sin tomar el fármaco y que hay que tomar una dosis cada vez mayor para conciliar el sueño. Por ello, los expertos desaconsejan el tratamiento prolongado con benzodiacepinas.
Otros somníferos de venta con receta son las "sustancias Z" (por ejemplo, zolpidem, zopiclona), que son similares a las benzodiacepinas. Éstas también son adecuadas para el tratamiento a corto plazo y también tienen riesgo de dependencia.