Básico
La artritis reumatoide, a menudo denominada simplemente reumatismo, no es, en contra de la creencia popular, una enfermedad de la vejez, sino que puede afectar a personas de cualquier edad. También hay que decir que la artritis reumatoide no es una enfermedad inofensiva y que, en algunos casos, puede tener un curso muy difícil. En la artritis reumatoide, un mal funcionamiento del sistema inmunitario conduce a la inflamación de las articulaciones, lo que provoca síntomas típicos como el dolor y la hinchazón de las mismas. Si la enfermedad no se trata a tiempo y adecuadamente, conduce a la destrucción irreversible de las articulaciones o a la propagación a otros órganos del cuerpo. En la mayoría de los casos, son principalmente las articulaciones de las manos y los pies las que se ven afectadas por la enfermedad.
El origen de la artritis reumatoide no está claro, pero se sabe que muchos componentes contribuyen al desarrollo de la enfermedad. Por ejemplo, una determinada predisposición genética junto con factores ambientales puede conducir a la aparición de la artritis reumatoide.
Dentro del cuadro clínico generalmente denominado reumatismo, la artritis reumatoide debe distinguirse sobre todo del desgaste articular (artrosis) y de los ataques de gota, que también van acompañados de molestias articulares.
La artritis reumatoide es sólo una de las muchas enfermedades reumáticas. Otras enfermedades asociadas a la inflamación de las articulaciones son la enfermedad de Bekhterev, el síndrome de Reiter y la artritis por psoariasis.
Otra distinción es la fiebre reumática, una enfermedad causada por una reacción inmunitaria tras las infecciones estreptocócicas. Esta enfermedad inflamatoria, que se da principalmente en los niños, también puede causar molestias en las articulaciones.
También hay una serie de enfermedades de los vasos (vasculitis) y del tejido conectivo (colagenosis) que también pueden provocar dolencias articulares. Un representante importante es el lupus eritematoso, en el que una reacción autoinmune puede provocar la inflamación de varios órganos, como la piel, los riñones y las articulaciones. En cambio, la esclerodermia provoca daños en los órganos y las articulaciones, principalmente debido a un aumento del tejido conectivo.
Artritis reumatoide
La artritis reumatoide es la enfermedad inflamatoria más común de las articulaciones, con una incidencia de alrededor del 1%, y afecta más a las mujeres que a los hombres. Aunque la artritis reumatoide afecta principalmente a las personas mayores, la enfermedad se da en todos los grupos de edad.
La enfermedad se desarrolla de forma muy discreta y lenta al principio, por lo que no suele reconocerse inmediatamente. Sin embargo, los síntomas aumentan continuamente y cada vez hay más articulaciones afectadas por los cambios inflamatorios. Es muy importante tratar la artritis reumatoide de forma adecuada y a tiempo, porque de lo contrario las articulaciones se destruirán de forma irreversible. La reducción de la movilidad de las articulaciones, así como el aumento del dolor y la rigidez articular son consecuencias de la destrucción articular. En el peor de los casos, la enfermedad puede conducir a la discapacidad y a la incapacidad laboral.
Desgraciadamente, en la actualidad no existe una cura completa para la artritis reumatoide, pero la enfermedad puede controlarse mediante un tratamiento temprano y puede reducirse la destrucción progresiva de las articulaciones. Los propios pacientes también pueden influir positivamente en la evolución de la enfermedad adoptando determinadas medidas.
Para prevenir el daño articular y la progresión de la enfermedad, es necesario un tratamiento farmacológico de por vida. Además, la gimnasia, la fisioterapia y los masajes especiales pueden influir positivamente en la evolución de la enfermedad. No obstante, hay que mencionar que la artritis reumatoide puede variar mucho en cuanto a su gravedad de una persona a otra, por lo que es necesario un tratamiento adaptado a cada caso y un control periódico de la evolución de la enfermedad. En el caso de daños articulares graves, es necesario un tratamiento quirúrgico.