| Clasificación Internacional (CIE) | K37 |
La apendicitis significa que el apéndice vermiforme del intestino grueso está inflamado. Tiene el tamaño de un dedo meñique y se encuentra en la parte ascendente del colon. No desempeña prácticamente ningún papel en la digestión, pero se cree que ayuda a proteger las bacterias intestinales.
Aproximadamente el 7% de la población, sobre todo entre los 10 y los 30 años, sufre apendicitis. Esto hace que la apendicitis sea la enfermedad más común del abdomen que requiere cirugía.
La apendicitis puede tener diferentes causas:
- A menudo, partes del contenido intestinal quedan atrapadas en el apéndice, lo que provoca una obstrucción y, en consecuencia, una inflamación.
- A veces también son cálculos de fruta, parásitos (por ejemplo, gusanos) o incluso tumores los que bloquean el apéndice vermiformis.
- También puede ocurrir que se inflame todo el colon. Luego, por supuesto, se extiende fácilmente al apéndice.
- Si las bacterias patógenas se instalan en la zona del apéndice, el cuerpo también puede reaccionar con una reacción inflamatoria.
Además de la reducción del apetito, las náuseas y los vómitos, al principio hay dolor alrededor de la región del ombligo, que luego se desplaza a la parte inferior derecha después de varias horas y aumenta al ponerse de pie y caminar.
Por desgracia, estos síntomas no son tan evidentes en los niños pequeños, las mujeres embarazadas y las personas mayores. Se producen de forma más difusa y son más débiles en las personas mayores, por lo que la apendicitis suele diagnosticarse tarde.
Si el recuento de leucocitos (número de glóbulos blancos) es elevado en un análisis de sangre, existe una alta probabilidad de que haya una inflamación en el organismo.
Además, hay puntos especiales en el abdomen que duelen al tocarlos en caso de apendicitis (punto McBurney y punto Lanz).
Para descartar otras enfermedades, las mujeres también deben acudir a un ginecólogo, examinarse los ovarios y hacerse una prueba de embarazo.
Para hacer un diagnóstico definitivo, también se puede hacer un análisis de orina y una ecografía. Si no está seguro de si el apéndice está inflamado, debe operarse de todos modos, porque las consecuencias de una apendicitis pasada por alto pueden ser fatales. Puede producirse una perforación, lo que significa que el apéndice se abre y el pus y las bacterias se extienden a la cavidad abdominal, provocando una peritonitis.
La apendicitis puede tratarse con dos tipos diferentes de cirugía.
El apéndice vermiformis se extirpa a través de una incisión relativamente grande (de 5 cm de longitud) en la parte inferior derecha del abdomen y la apertura se sutura posteriormente.
Este método es el preferido porque sólo hay que hacer 3 incisiones del tamaño de un ojal. En una de las aberturas se introduce una cámara con una fuente de luz. Filma la cavidad abdominal llena de gas, que luego se proyecta en una pantalla. Los instrumentos quirúrgicos necesarios se introducen a través de los otros 2 orificios. Aquí también se corta el apéndice y se extrae a través de una de las aberturas.
Si la apendicitis se reconoce a tiempo y se opera, no hay gran peligro.
Sin embargo, existe peligro de muerte en caso de perforación (rotura del apéndice), por lo que el pus se vacía en la cavidad abdominal y se produce una inflamación del peritoneo. En este caso, hay que operar inmediatamente y administrar fuertes antibióticos.
A veces ocurre que las asas intestinales se pegan entre sí después de la operación debido a la cicatrización (adherencias) y entonces hay que realizar otra operación.
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