Aneurisma aórtico

Un aneurisma aórtico es un ensanchamiento permanente de la sección transversal de la aorta. Esta protuberancia está causada por un cambio (reducción de la elasticidad) en la pared del vaso sanguíneo.

La protuberancia puede desarrollarse en cualquier zona de la aorta, siendo la más común debajo de los vasos renales en la zona de la aorta abdominal (aneurisma de aorta abdominal), siendo menos común en la zona del tórax.

El aneurisma puede ser completamente asintomático, el peligro radica en un estallido de la pared del vaso adelgazada y posiblemente calcificada (= ruptura) y una hemorragia interna.

Aproximadamente el 1% de la población mayor de cincuenta años (5 veces más hombres que mujeres) desarrolla un aneurisma de aorta abdominal. A menudo sólo se descubre por casualidad.

La principal causa de los aneurismas es la modificación de las paredes de los vasos con el aumento de la edad. Se vuelven menos elásticos y ya no pueden amortiguar la alta presión que prevalece en la aorta. Como resultado, la sección transversal del vaso sanguíneo se ensancha, se "abomba". La arteriosclerosis (=calcificación de los vasos) y la hipertensión (=presión arterial alta) favorecen el desarrollo de un aneurisma porque los vasos, ya de por sí poco elásticos, sufren especialmente la presión arterial alta. Hasta el diez por ciento de los hombres hipertensos mayores de 65 años tienen un aneurisma de aorta abdominal.

Las inflamaciones de las paredes de los vasos causadas por enfermedades infecciosas, como la sífilis o la tuberculosis, y las enfermedades congénitas, como el síndrome de Marfan o el síndrome de Ehlers-Danlos, en las que el tejido conjuntivo es débil, también pueden provocar aneurismas aórticos.Son causas muy raras de aneurisma y afectan principalmente a la aorta del tórax (aneurisma de aorta torácica).

La mayoría de las personas con aneurismas aórticos no presentan síntomas; el diagnóstico suele hacerse por casualidad en el curso de otras exploraciones.

A partir de cierto tamaño, un aneurisma puede presionar las estructuras circundantes. El dolor abdominal y de espalda difuso y los mareos pueden ser síntomas de un aneurisma de aorta abdominal, así como un pulso inguinal poco palpable de intensidad variable. A veces se puede sentir un bulto pulsátil a través de la pared abdominal. El dolor torácico, la falta de aire, la ronquera, la dificultad para tragar y la tos pueden ser síntomas de un aneurisma torácico.

El mayor peligro es la ruptura de la pared del vaso. Este peligro aumenta con los aneurismas de más de cinco o seis centímetros. A continuación, las paredes se estiran de 2 a 3 cm. En caso de rotura, la grave pérdida de sangre interna puede provocar un shock circulatorio, la persona afectada siente un fuerte dolor en el pecho o en la zona abdominal que se irradia a la espalda, así como náuseas y vómitos.

El diagnóstico se realiza a menudo por casualidad durante un examen de rutina, por ejemplo, durante las ecografías; la escucha con un estetoscopio puede revelar sonidos de flujo inusuales. Un aneurisma abdominal pronunciado puede palparse como una hinchazón en personas delgadas. Una radiografía de pulmón puede revelar un abultamiento de la aorta torácica, y una ecografía del corazón mostrará claramente partes de la aorta.

La resonancia magnética (RM), la tomografía computarizada (TC) y posiblemente la angiografía pueden utilizarse para aclarar el hallazgo incidental. Para la planificación de la terapia es necesaria una constatación precisa que abarque también los demás factores de riesgo, como la hipertensión arterial y el estadio de la arteriosclerosis.

En el caso de los aneurismas aórticos pequeños y asintomáticos, de menos de 4 cm de diámetro, basta con la observación: un examen ecográfico una o dos veces al año, así como un tratamiento farmacológico con betabloqueantes, fármacos para reducir la presión arterial y fármacos para reducir los lípidos en sangre. La diabetes es un factor de riesgo y debe controlarse de forma óptima, el tabaquismo empeora considerablemente la elasticidad de los vasos y debe abandonarse. Los cambios en el estilo de vida también incluyen no levantar demasiado peso y respirar adecuadamente durante el esfuerzo físico. La tos aumenta la presión en los vasos, por lo que el asma y la bronquitis crónica deben estar bien controlados.

Los aneurismas de más de 5 cm de diámetro en la aorta abdominal y de 5,5 cm en la aorta torácica deben tratarse directamente, ya que el riesgo de rotura aumenta considerablemente.

Aneurisma torácico

En una operación, el cirujano extirpa el aneurisma y coloca una prótesis, un dispositivo puente. Si el aneurisma está cerca del corazón, también puede ser necesario sustituir la válvula aórtica por una válvula artificial.

Aneurisma de aorta abdominal

- En la cirugía abdominal, el cirujano extrae la parte dilatada de la arteria y la sustituye por una prótesis vascular.

- Método del stent: se introduce un pequeño tubo (stent) a través de la arteria inguinal hasta el aneurisma, donde estabiliza el vaso. Actualmente es el método de elección: debido al procedimiento menos invasivo, hay menos complicaciones postoperatorias.

El pronóstico depende del tamaño del aneurisma y de la ubicación exacta de la protuberancia en la aorta. A partir de un tamaño de más de cinco centímetros, aumenta el riesgo de ruptura de la pared del vaso. La rotura de un aneurisma aórtico pone en peligro la vida del paciente y debe ser operado inmediatamente. Una operación de urgencia, que entonces es necesaria, tiene un pronóstico mucho peor que una operación preventiva.

Los aneurismas pueden prevenirse con una dieta sana, mucho ejercicio, no fumar y controlar y tratar los niveles de presión arterial, azúcar en sangre y colesterol. (Principales factores de riesgo: Presión arterial alta, diabetes, tabaquismo, obesidad y falta de ejercicio).