La terapia del acné debe adaptarse siempre a la gravedad individual y a la velocidad de desarrollo de la enfermedad. Es más eficaz cuando se combinan varios enfoques terapéuticos entre sí.
La terapia debe considerarse especialmente si uno sufre de granos grandes y muy inflamados o si se desarrollan cicatrices de acné. También está indicada una visita al médico si aparecen manchas oscuras después de que las pústulas se hayan curado, o si los cambios en la piel provocan mucho estrés psicológico.
Tratamiento local del acné
Para el tratamiento del acné se utilizan principalmente jabones y lociones, que deben evitar la formación de puntos negros o modificar la colonización bacteriana de la piel. Para ello, suele ser necesario limpiar la piel dos veces al día con los productos médicos.
Se utilizan principalmente los llamados retinoides tópicos. Estos previenen principalmente la formación de puntos negros, lo que también detiene la inflamación. Una pequeña desventaja de los retinoides es que a menudo empeoran la piel cuando se inicia el tratamiento, ya que se produce un breve brote de acné vulgar. Sin embargo, esto suele remitir en pocas semanas.
Alternativamente, el peróxido de benzoilo puede utilizarse como una suspensión o gel de lavado. Es muy eficaz, se puede combinar bien con otros remedios y no es resistente.
Los antibióticos también pueden aplicarse por vía tópica, es decir, directamente sobre la piel, especialmente en los casos de formación frecuente de pápulas. Especialmente la clindamicina y la eritromicina se utilizan a menudo.
Por último, pero no menos importante, el ácido azelaico también se utiliza para prevenir los puntos negros y la inflamación. Sin embargo, apenas tiene efectos positivos sobre el aumento del flujo de sebo, por lo que debe combinarse definitivamente con otros preparados.
Tratamiento sistémico
Si la aplicación de las sustancias descritas anteriormente sobre la piel no tiene el efecto deseado, también se puede llevar a cabo una terapia sistémica. En este caso, el principio activo no sólo se distribuye en la región afectada, sino en todo el cuerpo a través del torrente sanguíneo.
La aplicación sistémica de antibióticos ha demostrado ser especialmente eficaz. Las tetraciclinas se utilizan principalmente para esto. Al cabo de dos o tres meses, la apariencia de la piel debería mejorar claramente. Entonces se puede reducir la dosis, pero el preparado no debe interrumpirse prematuramente.
Especialmente las mujeres con acné grave se benefician de la administración de estrógenos, que impiden la producción de sebo. Suelen combinarse con antiandrógenos, es decir, sustancias que impiden el efecto promotor de los andrógenos sobre el acné. Sin embargo, la aplicación debe hacerse definitivamente en consulta con un ginecólogo para evitar efectos negativos en el ciclo menstrual.
Los retinoides mencionados anteriormente también pueden administrarse por vía sistémica, lo que conduce rápidamente a una mejora significativa del aspecto. Sin embargo, no deben combinarse con las tetraciclinas.
Comportamiento de apoyo
Además del tratamiento medicinal del acné, todavía hay algunas formas de prevenir el desarrollo de pústulas y pápulas o de acelerar su curación.
Sobre todo, un aseo adecuado para el acné puede ser muy útil. Para ello, se pueden utilizar exfoliantes medicinales u otras lociones una o dos veces por semana. El uso de productos para el cuidado de la piel con ácidos frutales, ácido salicílico o ácido láctico también puede mejorar el aspecto de la piel. No obstante, hay que tener en cuenta que su excesiva higiene facial suele provocar un empeoramiento de los síntomas.
También se puede conseguir una mejora mediante el lavado frecuente del cabello. Además, hay que asegurarse de que el pelo no cuelgue hacia la cara. Esto podría irritar la piel y, sobre todo, esparcir el sebo del cabello en la cara, lo que luego conduce a la obstrucción de los poros de nuevo.
La eliminación de los puntos negros no debe ser realizada por uno mismo, sino preferiblemente por una esteticista capacitada. De lo contrario, el acné sólo empeorará.
Para el cuidado principal de la piel, deben utilizarse productos a base de agua. Los productos aceitosos o grasos sólo conducen a una mayor obstrucción de los folículos sebáceos y, por tanto, a un agravamiento de los síntomas.
La influencia de la dieta aún no se ha demostrado claramente, pero muchas personas consideran que la cafeína, el chocolate, el alcohol, la nicotina o la carne de cerdo exacerban los síntomas.
Tratamiento de las cicatrices del acné
El tratamiento temprano y agresivo del acné vulgar es especialmente importante porque las cicatrices de acné existentes apenas pueden tratarse. Aunque hay varios métodos para mejorarlos, en general sólo tienen un éxito moderado.
No obstante, merece la pena probar uno u otro tratamiento contra las cicatrices del acné, porque es posible que las propias cicatrices puedan al menos reducirse de forma significativa. Los métodos más eficaces para tratar las cicatrices del acné son la terapia láser, la dermoabrasión, la crioterapia y las inyecciones de colágeno.